No hay nada que desarme más a quien está tratando de imponerse frente a ti que tu mirada clara, directa, sensual, inclusive atrevida, osada, desenfadada. Tus ojos hablan y dicen todo. Cuando miras, desnudas sin tocar a quien está a tu lado, y entonces ¡ya tienes la batalla ganada! Tu mirada penetrante se convierte en un instrumento que descubre la verdad, y la separa del engaño, un genuino “detector de mentiras”.
Sin embargo, úsala con discreción ya que una mirada muy penetrante puede volverse agresiva si no está envuelta con calidez y ternura y entonces resultar en algo contraproducente. Tus ojos son tu arma encantadora y cuando los sabes usar y miras como debe ser, derrites aún los corazones más duros.