Para poder practicar el silencio sexual hay que ser un verdadero experto y tú lo eres. Se trata de callarse y dejar que el cuerpo hable, que las manos toquen, los labios besen. Son esos momentos en que el amor se expresa con acciones y no con palabras. Esa persona que estaba inquieta, indecisa, insegura no se conquista con palabras sino con tu silencio activo, con el lenguaje que surge de tus ojos y tus manos, de tu cuerpo en general que está diciendo a gritos “te amo, me gustas, te quiero”.
Cuando las palabras callan, empieza a oírse la música, esa música que surge de tu ser interno que cautivará y rendirá a tus pies a esa persona que amas, y estaba a punto de escaparse de tu lado. No digas nada más, no prometas más nada, deja fluir tu energía por tu cuerpo, toca y habla con tu piel.